El entorno al interior y exterior del terreno de juego no siempre favorece para una continuidad comprometida como futbolista profesional, ante todo por situaciones que, en lugar de sumar para progreso y reinvención, restan, incluso encaminan directo a un final distinto al planeado.
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Adriano Leite Ribeiro marcó la década del 2000, lo suficiente para categorizar al conocido 'Emperador' como uno de los jugadores más contundentes a nivel mundial. Delantero de Brasil, destacó con un fuerte a lo largo de sus actuaciones: una zurda inigualable que, al momento de rematar, aniquilaba.
La velocidad del que se comenzó a reconocer como sucesor de Ronaldo en la Selección de Brasil, fue parte de las fortalezas en el atacante que brilló por mucho tiempo, hasta que su decaimiento vio entrada en 2007 y hasta 2011, año en que sufrió una lesión que, a la fecha, le afecta.
Cuando me rompí el talón de Aquiles en 2011, supe que era el final para mí, físicamente.
Puedes operarte, pero nunca serás el mismo; mi explosividad y balance, se fueron.
Con afirmación de que su caminar aún es cojeando, debido al hueco que quedó en su tobillo, el delantero brasilero profundizó el otro suceso que fue su freno personal como fenómeno en el terreno de juego: el fallecimiento de su papá:
Lo mismo que cuando mi padre murió, pero la cicatriz estaba dentro de mí.
En respuesta a la pregunta que él mismo planteó, como remarque de la incógnita pública, el exjugador sentenció con la realidad: ¿Qué le pasó a Adriano? Es muy simple. Tengo un hueco en el tobillo, y otro en mi alma.